Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


1381
Legislatura: 1889-1890 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 29 de enero de 1890
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Romero Robledo
Número y páginas del Diario de Sesiones: 81, 2279-2280
Tema: Interpelación del Sr. Cassola sobre la solución de la crisis ministerial

Su señoría está equivocado, y no quiero que quede bajo esa impresión. Yo no he dicho que me aproximara a S.S. con pena ni con disgusto, sino que teniendo yo mi plan, que era el que antes he expuesto, de hacer primero la reconstitución del partido [2279] y del Gobierno, para luego tratar con S.S., cuando me indicaron, no exigieron, porque en último resultado, si hubiera habido exigencia, quizá no la hubiese aceptado; cuando me indicaron la conveniencia de tratar con S.S., dije, varié de plan sin pena, aunque no con gusto, y no porque no tratase con gusto con S.S., sino porque creía yo mejor dar aquel paso en dos etapas en vez de una; pues si hubiera sentido tal disgusto antes, lo habría tenido igualmente para tratar después, que era lo que yo deseaba, que fuera después cuando yo tratara con S.S. (El Sr. Romero Robledo pide la palabra).

Por lo demás, yo sentiré mucho que S.S. no quiera tratar más conmigo; pero siempre resultará que de esa resolución de S.S. no tengo yo culpa ninguna ni he dado motivo para ella. Únicamente que si le conviene o quiere adoptarla, lo sentiré; pero ¿qué quiere S.S. que yo haga?

Como S.S. no tiene razón, espero que sucederá con esas amenazas lo que ha sucedido con otras semejantes; porque cuando no hay razón para sostener las cosas, no se pueden sostener, aún contra la voluntad de uno, y sobre ciertos propósitos están muchas veces el interés del partido, el interés del país y el interés de las instituciones. Ninguna palabra he pronunciado que pueda S.S. considerar como agravio; pero si alguna hubiera en mi discurso que pudiera parecer que tenía ese carácter, o parecerle así a S.S., téngala desde luego por no dicha, y hasta deseo que no conste en el Diario, porque no vengo con propósito de agraviar a nadie; vengo a defenderme, a sostener mis teorías, a atacar si se me ataca, pero no a agraviar a nadie, y menos a S.S., de quien ningún motivo de agravio tengo, como lo demuestra el hecho de que hace pocos días deseaba que fuera mi amigo.

Repito que ciertas amenazas no se pueden hacer, porque ante el interés del partido, ante el interés del país, ante el interés de las instituciones, no hay ofensa que no se olvide, menos aquello que ataca al honor. ¿Qué ofensa, qué palabra ha mediado entre S.S. y yo que pueda traer deshonra?

Todo lo demás, Sres. Diputados y Sr. Romero Robledo, parece que lo borra el patriotismo, que es tan grande, tan laudable y tan plausible, por lo mismo que significa abnegación, olvido y sacrificio de la persona; y S.S., que ha dado repetidas pruebas de sacrificar muchas veces su persona por las ideas, por el partido y por las instituciones, más dispuesto aún ha de estar a hacer cualquier sacrificio cuando únicamente se trata de palabras que S.S. ha podido creer por un momento ofensivas para S.S., y que ni remotamente lo son. [2280]



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL